Parte dos:Tentacion - Relato






La habitación del hotel nos deja entrar, abre su boca como un león sus fauces y nos devora.
Entras despacio mirando al suelo.
Cierro la puerta y apoyo la espalda contra la puerta fría.
La luz es tenue, la habitación pequeña, tan simple, como monótona, no la culpo, sólo está hecha con un propósito: Hacer el amor.
Una cama de dos plazas, una pequeña mesa de luz, un televisor empotrado en la pared y un baño, ¿qué más se le puede pedir?
Aunque el escenario es perfecto para un crimen de besos y caricias, no puedo evitar pensar que esta noche eso no va a pasar.
En tu celular miras fotos de tus hijos y sin ser un genio, sé que te acordas de tu marido porque como me dijiste alguna vez. "Son una foto del padre".
Durante unos segundos te miro y notó una lágrima escurrirse de tu ojo izquierdo, la miro descender por tu mejilla, hasta desprenderse y caer al suelo.
Me acerco, y me siento junto a vos. Intento besar tus labios, miras a otro lado y mi boca queda mal estacionada.
Insisto, sólo que esta vez, beso tu cuello bañado con Ange Ou Demon de Givenchy.
Durante unos buenos segundos saboreo tu piel, mientras mis manos, sin aviso previo caminan por tu espalda.
Nuevamente me alejas.
Accidentalmente miras mis ojos y te quedas ahí, mirando.
Espiando mi alma, descubriendo que lo que siento por vos sigue ahí, y que ni el tiempo, ni otros besos, pudieron moverlo, ni un centímetro de mi corazón.
Me siento desnudo ante tus ojos, sin embargo, no experimento más que excitación. Me pongo de pie y me quitó la camisa.
Me arrodillo y mientras me miras sentada en la cama, meto mis manos entre tu falda y quito tu ropa interior, no pones resistencia, ni te inmutas mientras miras la fina tanga turquesa caer al suelo.
Me dejas besar tu cuello otra vez, me dejas tocar tu espalda y acariciar tus labios con los dedos, todavía te siento distante y al mismo tiempo te siento arder, siento arder tu alma y tu piel, con cada caricia dejo llagas en tu piel, siento tu sexo suplicar mi presencia, pero me alejas, te pones de pie y te encerras en el baño.
Durante unos segundos quedo sólo, la habitación ahora es gigante, me siento diminuto mientras trató de alejar cualquier duda de mi cabeza, esto no está bien, lo sé, pero te deseo, quiero ser tuyo esta noche, y mañana no me importa, quizás este lejos, quizás no te vuelva a ver nunca más y esta noche sea lo único que me quede de la mujer que iluminaba mis noches.
Siento el ruido de la puerta abrirse, me pedís perdón, despacio te sentas en la cama,
Tomás mi mano fría y la besas. Escucho tu corazón latir, una dulce melodía, "todavía te amo", digo en mi interior, nunca lo sabrás, esta noche te prometí no hablar de amor.
Sos una trapecista, sin mucha intención de terminar el show, pensas en tu marido, pero miras abajo, estas tentada, queres caer...
Nuevamente mi boca no besa tus labios.
Beso tu cuello, tus hombros.
Voy bajando por tus pechos, tu ombligo.
Cada beso me acerca al cielo, irónicamente la única forma de llegar al paraíso es descender y quemarse. Prácticamente estas desnuda, contemplo lo que antes fuera sólo mío, el tiempo dejo marcas en tu piel, pero no puede con mi pasión, sigue intacta.
Vuelvo a ver tus ojos y mi voluntad se quiebra. Mis ganas ahora se ahogan en tus lágrimas, mis manos se aferran a las tuyas, recuerdo días pasados, mis promesas empapadas en vino, me pedías lo que por aquel entonces, no podía darte, el tipo al que ahora odio con toda mi alma, jamás pudo ser mejor, el pirata que alquilaba besos y viajaba de mar en mar, cuando todo lo que necesitaba, estaba a sólo centímetros del colchón.
Que muchos años después, siguió valiéndose de tu recuerdo para creer que alguna vez fue feliz.
Te beso en los labios, te abrazo con todas mis fuerzas contra mi pecho.
Son las 3:08, ella está en silencio.
Miro la hora, el reloj sigue parado en 3:08, abrazados el tiempo se detuvo, desde la ventana veo llover relojes.
Los escucho estrellarse en el suelo, lo que rompí, nada va a repararlo, lo que se fue no vuelve, y aunque me esperes toda la eternidad, no voy a ir adonde no puedo, no voy a ser el que debí ser.
Ese tipo que te perdio, sigue aquí, amándote, pero incapaz de hacerte feliz.
Mientras te abrazo, me voy despidiendo. Los dos lo sabemos, no vamos a volver a vernos, quien sabe cómo llegamos hasta aquí, quisimos y no pudimos.
Nos llevemos esto a la eternidad. Este minuto eterno.
El perfume de tu piel, sigue en mi boca.
Trato de no llorar, de ser el tipo que te perdió, al que no le importaba nada.
Me besas en la boca, tu lengua es como una espada, filosa me lástima.
El reloj marca 3:09. Nuestro tiempo paso










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